El negativismo en España (Castromil)

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Por Antón R. Castromil / Contacto

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El origen de la comunicación política de corte negativa en España quizá pueda encontrarse en este vídeo emitido por el PSOE en 1996. Es el famoso «vídeo del dóberman» aunque, en realidad, el perro protagonista es un Pit bull.

Tal y como escribí en 2017 (Castromil, 2017: 205) los estudios sobre negativismo en España (Castromil, 2012 y 2013; Castromil y Resina, 2013) nos muestran no sólo la existencia de un sistema político-mediático polarizado, sino también que el uso de la publicidad política negativa adquiere un componente estratégico.

Es decir, el negativismo no parece una tendencia inherente a la acción de los medios, sino que forma parte de una estrategia de polarización y relación con el contexto político más amplia.

Dependiendo de las circunstancias, los medios recurrirán o no a él para conseguir sus objetivos. El diferente comportamiento de la prensa en las elecciones generales de 2008 y 2011 ilustra muy bien esta circunstancia.

El negativismo en las elecciones generales de 2008

En 2008 la prensa de referencia (disponemos de datos para los diarios El País, El Mundo y ABC, aunque el concepto de prensa de referencia, probablemente, podría ser ampliado a alguna cabecera más como La Vanguardia o El Correo) tendió a cubrir la campaña con notable incidencia en la publicidad política negativa (55,1%).

El País fue quizá el diario menos negativo (47,3%), frente a la prensa conservadora, mucho más tendente al ataque (El Mundo, 56,3% y ABC, 59,4%). Esta circunstancia, por otra parte, no hace sino confirmar lo esperado. Parece lógico que los medios de comunicación de “oposición” (en 2008 gobernaba el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero) ataque más al ejecutivo que el periódico más pro gubernamental (El País) al principal partido de la oposición (PP). Los gobiernos, al tener detrás una gestión que puede ser evaluada, siempre se exponen más a las críticas.

Aun así, las direcciones de la tendenciosidad son las esperadas: El Mundo y ABC intentan beneficiar al PP y perjudicar al PSOE y El País atacar al PP y ensalzar a los socialistas. De entre estas dos estrategias, en 2008 prevalece mucho más el ataque al contrario que la loa al próximo, confirmándose, al menos para estas elecciones, la tendencia de la prensa de referencia hacia el negativismo. Es decir, la polarización de los medios españoles adquiere la fórmula del ataque al contrario.

El País ataca al PP en un 20% de su cobertura frente al 13,7% de defensas al PSOE. Del lado de la derecha, más de lo mismo: Se prefiere la cobertura de confrontación con los socialistas (El Mundo, 30,1%; ABC 30,3%) antes que la defensa al Partido Popular (10,4% y 14,7%, respectivamente) (Castromil, 2012: 172).

Para saber más sobre estas elecciones y sobre esta estretégica siempre puedes acudir a uno de mis artículos disponibles a texto completo aquí.

El negativismo en las elecciones generales de 2011

Pero, para intentar conocer la tendencia general de los medios conviene contrastar los datos con otras elecciones, es decir, llevar a cabo un estudio longitudinal. El requisito mínimo lo constituyen al menos dos citas electorales. Los datos para unos comicios mucho más centrados en la economía como son las de 2011 nos ofrecen, como decíamos, un contrapunto ideal a 2008.

En efecto, se constata que la campaña electoral de las elecciones anticipadas de 2011 (tocaban en 2012) ve reducido sensiblemente su componente negativo. La negatividad agregada desciende algo más de 9 puntos porcentuales por comparación a 2008. El descenso resulta especialmente abrupto en la cobertura de El País (26 puntos menos) y, algo más suave, aunque claramente perceptible, en las páginas de El Mundo (5 puntos menos de negatividad).

En ABC la neutralidad en 2011 desciende con respecto a 2008 pero lo hace por la vía del positivismo: La defensa del PP pasa del 14,7% de 2008 al 28,3% de 2011, es decir, aumenta más de 13 puntos porcentuales. La opción alternativa, el negativismo, desciende en 2011 (del 38,3% de 2008 al 31,3% de 2011) (Castromil, 2012 y 2013).

¿Qué explica este cambio de actitud en la prensa de referencia?

Probablemente los periodistas de estos medios estaban reaccionando al clima de opinión que se palpaba en la España de la época. En 2008 se vivía una situación de normalidad, de modo que las cuestiones de campaña tenían que ver con el tradicionalmente presente tema de debate “terrorismo”, además de con el propio devenir de la campaña (debates electorales, sondeos de intención de voto). Los medios se comportaron del modo esperado y la polarización se configuró según la relación de fuerzas tradicional. Pero la crisis económica lo trastocó todo.

En 2011, ante un PSOE derrotado de antemano por una gestión de la crisis económica percibida como muy mala, El País entiende que la defensa del PSOE (positivismo) o el ataque al PP (negativismo) no tienen mucho sentido. Los datos resultan muy ilustrativos al respecto: La loa a los socialistas pasa del 13,7% de 2008 al ¡1,9%! de 2011 y el ataque al PP del 20% al 11,1%. El aumento de la neutralidad del diario de Prisa (¡un 49,7% más!) puede entenderse como una forma de adaptarse a lo inexorable. Esto es, la llegada del PP al poder, tras la ruptura del encuadre de la salida social de la crisis del PSOE y el inicio de las políticas de recortes de Zapatero a mitad legislatura.

En la prensa de la derecha sucede algo parecido. ¿Para qué malgastar esfuerzos atacando a un PSOE en caída libre, sin ningún tipo de opción de continuar en el poder? Si acaso lo más lógico será allanar el camino al PP en su acceso a la Moncloa a través de una cobertura positiva. Es decir, en 2011 la prensa de oposición al PSOE llega a la conclusión de que “no hay partido” y, por lo tanto, la negatividad no resulta necesaria.

El positivismo de El Mundo y ABC hacia el PP aumentan en 2011 (19,9% y 28,3%, respectivamente) con respecto al detectado en 2008 (10,4% y 14,7%, respectivamente). Por el contrario, el negativismo (a PSOE) desciende, pasando del 30,1% y 38,3% de El Mundo y ABC en 2008 al 21,2% y 31,3%, respectivamente (Castromil, 2012 y 2013).

Por todo ello, podemos concluir con los datos disponibles en la mano (Castromil, 2012 y 2013; Castromil y Resina, 2013) que el negativismo parece tener mucho más que ver con una estrategia a disposición de los medios que con una tendencia endémica del mundo de la comunicación. Lo que sí parece ser la tónica habitual, al menos en España y para las elecciones analizadas aquí, es el fenómeno de la polarización o cercanía entre partidos, candidatos y medios. Pero, parece que tal polarización no siempre adopta la vía del negativismo, sino que también hay que tener en cuenta las coberturas positivas y el uso estratégico de la neutralidad.

Entre estas tres posibilidades (neutralidad, positivismo y negativismo) se produce una interacción dinámica que tendrá muy en cuenta el contexto político-social. Si el objetivo consiste en facilitar la victoria de una u otra opción partidista, los formas de lograrlo son múltiples.

Referencias

– Castromil, A. R. (2017): Ciencia política para periodistas. Barcelona. UOC. Tienes una entrada sobre el libro aquí.

– Castromil, A. R. (2013): “Continuidad y cambio en la cobertura de una campaña electoral: De la prensa de referencia a Twitter en las elecciones del 20N” en Cotarelo, R. (Ed): Ciberpolítica. Las nuevas formas de acción y comunicación políticas. Valencia. Tirant lo Blanch. Información sobre este libro aquí.

– Castromil, A. R. y Resina, J. (2013): “La prensa tradicional en la España del 15M” en Morán, M. L. (coord.): Actores y demandas en España. Análisis de un inicio de siglo convulso. Madrid. Catarata.

– Castromil, Antón R. (2012): «Negativismo mediático y campaña electoral en las elecciones generales de 2008». REIS. Nº139. Texto disponible aquí.

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