Sistemas no competitivos (Sartori)

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Por Antón R. Castromil / Contacto

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¡Ojo! El siguiente texto puede contener extractos literales de la obra de Giovanni Sartori que se cita al final del artículo. En esta web estamos en contra de la piratería y de la citación anónima.

Una comunidad política dispone de un sistema competitivo cuando en el momento de las elecciones todos los escaños objeto de elección se disputan entre dos o más candidatos al puesto.

Las situaciones no competitivas se producen cuando un candidato a un cargo no encuentra oposición. Un sistema es no competitivo si no se permiten elecciones disputadas.

En estos sistemas a adversarios y oponentes se les priva de igualdad de derechos políticos, se les ponen impedimentos, se emplea la amenaza o incluso se sanciona por atreverse a decir lo que se piensa.

Los sistemas de partidos no competitivos que estudiaremos aquí son los sistemas de partido único y los de partido hegemónico.

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Partido único

En estos sistemas de partido sólo existe y sólo se permite que exista un partido. Por eso la propia denominación de sistema de partidos es conflictiva aquí.

El partido único veta tanto de hecho como de derecho todo tipo de pluralismo partidista. Sólo él puede existir.

Los estados de partido único son más o menos opresivos, más o menos intolerantes y más o menos extractivos. Esto equivale a decir que las comunidades políticas unipartidistas varían mucho unas de otras en cuanto a la intensidad de la represión y del control coercitivo.

Teniendo en cuenta la intensidad decreciente en la coacción y represión se puede hablar de unipartidismo totalitario, unipartidismo autoritario y unipartidismo pragmático.

El unipartidismo totalitario representa el grado más elevado de omnipresencia, movilización y control monopolista del partido sobre toda expresión vital de los ciudadanos. Por definición, el partido totalitario es un partido muy ideológico y fuerte.

El régimen autoritario carece de una ideología fuerte y de una capacidad de movilización comparable.

El unipartidismo pragmático carece de la legitimación de una ideología y, por lo tanto, dispone de menores capacidades coercitivas. Ello implica que se ve impulsado a intentar políticas de absorción, es decir, su relación con los grupos externos tiende más bien a ser agregadora que destructora.

Además, al carecer casi por completo de ideología, el partido único pragmático es más flexible y un tanto pluralista.

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Partido hegemónico

Se trata de un sistema de partido que se centra en un partido y, sin embargo, contiene una periferia de pequeños partidos secundarios considerados de segunda clase.

Estos partidos de segunda clase pueden ser una mera burla, una fachada vacía (Alemania Oriental). Sin embargo, estos partidos secundarios y periféricos pueden tener su importancia en algunos aspectos de fondo.

Si esto ocurre, todavía nos encontramos lejos de un sistema de partido predominante, esto es, de una pauta pluralista sub competitiva, pero sí que nos encontramos con un sistema no competitivo de partido hegemónico.

El partido hegemónico no permite una competencia por el poder. Se permite que existan otros partidos, pero como partidos de segunda clase a los que, sin embargo, no se les permite competir con el partido hegemónico en términos antagónicos ni en pie de igualdad.

La alternancia no sólo no se produce sino que no es posible que se produzca. Esto implica que el partido hegemónico seguirá en el poder tanto si gusta como si no.

Mientras que el sistema pluralista de partido predominante sigue sometido a las condiciones que conducen hacia la responsabilidad de gobierno (posibilidad de expulsión del cargo), en el caso del partido hegemónico esto no existe.

No existe ninguna sanción que comprometa al partido hegemónico a actuar con responsabilidad: cualquiera que sea la política seguida por éste no se puede poner en tela de juicio su dominación.

Un sistema de partido hegemónico decididamente no es un sistema multipartidista, sino, en el mejor de los casos, un sistema en dos niveles en el cual un partido tolera y asigna a su discreción una parte pequeña de su poder a grupos políticos subordinados.

El sistema de partido hegemónico pude dar la apariencia de que la política en su interior es competitiva pero no lo es al no permitir el enfrentamiento abierto ni el disenso efectivo. Los partidos de fuera no pueden jamás convertirse en los partidos de dentro y su oposición es una oposición tolerada.

Por lógica no puede darse un partido hegemónico totalitario ya que lo totalitario sólo encajaría en un régimen de partido único, pero sí puede haber un tipo más o menos autoritario de partido hegemónico.

En los regímenes de partido hegemónico los partidos satélites pueden recibir incluso puestos administrativos, parlamentarios y gubernamentales de manera que se perfeccione una simulación de pluralismo.

Esto se hace para aplacar a la oposición al régimen permitiendo una cierta y controlada expresión.

Ejemplos de partidos hegemónicos más ideológicos es Polonia y hegemónico más pragmático México. El PRI mexicano es un partido decididamente pragmático y tan inclusivo y agregador que se acerca a la consideración de partido amalgama.

Referencias

Sartori, G. (2005 V. O. 1976): Partidos y sistemas de partidos. Madrid. Alianza

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