La agenda de la derecha

En comunicación política existe una relativa certeza: aquel partido o candidato que logre colocar en el debate público los temas que más le interesen obtendrá una posición muy ventajosa. La ultraderecha, en este principio de legislatura, parece estar consiguiéndolo…

El pasado mes de noviembre publicaba en eldiario.es un artículo de opinión en el que manejaba la siguiente idea-fuerza: La rebaja de la tensión en Cataluña –facilitada por un nuevo clima de entendimiento entre el Gobierno central y la Generalitat– podría desmontar las condiciones que hicieron posible el ascenso de VOX.

Sigo manteniendo la idea. Lo que sucede es que se trata de una cuestión complicada.

El diálogo en Cataluña, para la derecha, se transforma en cesión. La negociación parlamentaria para encontrar los apoyos necesarios a la investidura, en un “España se rompe”. El reconocimiento del otro como interlocutor, en una estrategia intolerable.

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La batalla número uno de la legislatura, por lo tanto, parece que se va a situar aquí, en la bronca y la polarización. Los logros del Gobierno deben ser lo suficientemente visibles como para anular los ataques de la derecha y, sobre todo, de la ultraderecha. De ahí que muchos analistas y medios de comunicación intuyan que la legislatura que nos espera será muy polarizada.

Imagen de Michael Bubmann libre de derechos

En este tema de debate –unidad de España– la derecha siempre ha sido muy fuerte. Con un mensaje simple, directo y contundente: «España se rompe». No hay más. Uno estará o no de acuerdo con ello, pero el mensaje se entiende muy bien.

Pero estamos asistiendo, también, a los albores de la batalla número dos. Gira en torno a temas de debate que desafían ciertos consensos y que proceden, no tanto del Gobierno, del lugar desde el que se ejerce el poder. Vienen de otro sitio… De VOX y la prensa radical de derechas.

El Gobierno de izquierdas, así, parece estar perdiendo la iniciativa temática, al menos en estos primeros compases de la legislatura.

En los últimos días dos han sido los temas que ha manoseado la oposición y que, de una forma u otra, han monopolizado el debate público. Por un lado, está la cuestión de la posible interferencia del Gobierno en el poder judicial y, por otro, el denominado “pin parental”.

Nos parece mucho más relevante esta segunda cuestión. El pin parental no es sino la posibilidad de que los padres veten determinados contenidos que la escuela pública traslada a los alumnos.

Se trata de una cuestión muy importante para VOX y que el PP parece haber aceptado también (Murcia), aunque a regañadientes y no en todos los territorios en los que gobierna.

Imagen de Sasin Tipchai libre de derechos

Para la ultraderecha, la libertad de veto de los padres está por encima de los planes de estudios y del consenso de la comunidad política y educativa. Es como si los niños fuesen propiedad de los padres y corresponda siempre a éstos determinar lo que deben aprender.

Por supuesto, esta libertad de los padres es tolerada por la ultraderecha siempre que se encamine hacia su universo ideológico: abandonar la enseñanza de cuestiones como los derechos humanos, la igualdad de género, la tolerancia ante diferentes modelos de familia, formas de sexualidad o la defensa de la sostenibilidad en un planeta contaminado

La «cruzada» conservadora

El pin parental se inserta en esta batalla típica de la ultraderecha, y tiene, por lo menos, dos implicaciones importantes.

Por un lado, la ultraderecha parece estar ganando a la derecha más tradicional la batalla de las ideas y la iniciativa en los debates. Dicho en política doméstica: VOX desbanca al PP en la iniciativa de temas y le está obligando a posicionarse en lugares más radicales.

Por supuesto, si esto sigue así lo que le espera a Ciudadanos será la irrelevancia más absoluta. Su desaparición, vamos.

Por otro lado, VOX gana también la batalla de la iniciativa en el debate al propio Gobierno. El poder ejecutivo, como hemos dicho ya, suele ser el lugar del que proceden la mayor parte de los debates en una legislatura. Al fin y al cabo, es él el encargado de legislar, de determinar qué va a ser lo tratado por la maquinaria del estado.

Pero, a pesar de esta posición de privilegio, el ejecutivo de Pedro Sánchez, igual que el PP de Casado, está perdiendo la iniciativa del debate público, en manos de VOX.

Ello no tiene por qué resultar nocivo para los intereses del propio Gobierno (efecto bumerang sobre el propio VOX), pero sí que le obliga a improvisar respuestas, algo especialmente complicado, máxime si estamos, como es el caso, ante un gobierno de coalición.

Pero, ¿por qué VOX es capaz de llevar casi siempre la iniciativa? Yo creo que son muchos los factores que lo explican. Pero, siguiendo en el ámbito de la tematización del debate público que proponemos aquí, podemos relacionar el éxito de la formación ultra con su posición anti stablishment.

Imagen de ashish choudhary libre de derechos

Es decir, los de Santiago Abascal proponen rupturas de consensos, aire fresco, diferente… y se erigen en portavoces de muchas personas que se oponen a la visión dominante en cuestiones como la igualdad de género, el medio ambiente o los valores ilustrados. Hasta este momento sólo callaban, pero ahora pueden apoyar a alguien que dice en público lo que ellos mismos piensan.

La izquierda –pero también la derecha más moderada– defienden estos consensos. Que, por otra parte, costaron muchísimo alcanzar. Pero la ultraderecha se muestra como una formación realmente distinta al resto. Que apuesta por una visión de las cosas genuinamente diferente. Y ello no deja de tener cierto encanto.

Quizá esta circunstancia explique la dificultad del Gobierno (y de la derecha moderada) para comandar la composición del debate público y el hecho de que, al menos de momento, parece siempre a disposición de los radicales.

¿Tú qué opinas? ¡Salud y ciencia!


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2 comentarios en «La agenda de la derecha»

  1. Buenas tardes, Profesor

    Comparto con usted que la conflictividad en Cataluña ha sido uno de los factores más relevantes en el auge de VOX en las pasadas elecciones de noviembre. E igualmente pienso que la rebaja de la tensión les hará perder fuerza. Es evidente que las fuerzas situadas en los extremos del espectro político necesitan una situación ‘excepcional’ para prosperar, como ya reconoció hace unos años Pablo Iglesias.

    La estrategia de deslegitimar todo tipo de diálogo me parece un error, a parte de que no aporta nada a la solución del conflicto, sin embargo, sí que pienso que no deberían producirse negociaciones con un status de ‘igualdad’. Pedro Sánchez y Quim Torra no están al mismo nivel, y no debería dejar ni que lo pareciera. No son dos jefes de gobierno paralelos, como si se reunieran Sánchez y Macron o Sánchez y Conte.

    Sobre la cuestión del ‘pin parental’ y cómo está monopolizando el debate estos últimos días creo que se equivoca. Es al Gobierno al que le interesa ocupar las tertulias, los periódicos y las conversaciones con este tema, donde ellos son ‘los buenos’ y salen en defensa de los DDHH, la igualdad, etc. No me parece que VOX gane la batalla al Gobierno, si no que es una situación en la que ambos salen beneficiados, se retroalimentan cada uno buscando un fin.

    El debate sobre el ‘pin parental’ ha desviado totalmente la atención del infame nombramiento de Dolores Delgado. La misma a la que se oponían sus socios de Gobierno, quienes no la encontraban apta para encabezar el Ministerio de Justicia, pero ahora sí para la Fiscalía General del Estado. Los sapos y culebras que han tragado, están tragando y tragarán en Podemos va a ser algo antológico. Pero bueno, están cada uno con su ministerio y el líder máximo en la vicepresidencia, se los tragarán con una sonrisa de oreja a oreja. ¡¿Quién les iba a decir que con su peor resultado de la historia iban a entrar en un Gobierno?!

    Hablando propiamente del pin parental, tampoco entiendo tanto revuelo. No se trata de censurar a nadie. Censurar es prohibir. Si se tratase de prohibir esas ‘charlas’ entendería perfectamente el escándalo, pero no es así. Simplemente es la libertad de los padres para elegir los contenidos extracurriculares de los alumnos.

    No se trata, como han dicho falsariamente desde el Gobierno y desde la inmensa mayoría de medios de comunicación, de elegir ‘lo que estudia el alumno’. Los contenidos académicos no se ven afectados por ello, lo que es lógico. No vale decir: «es como si los padres no quieren que les enseñen que la tierra no es plana o que las vacunas no son buenas». No se trata de eso y lo saben/sabéis.

    Acerca del ‘sorpasso’ en materia de imposición de temas que VOX está haciendo con el PP, te diría que hasta cierto punto es normal. El PP lleva mucho tiempo tratando de huir de parte de su ideología, porque cae en el juego de la izquierda, y le compra el discurso esperando que así no le critiquen tanto y que no le digan ‘facha’, algo que nunca pasará. Ha sucedido con dos leyes fundamentales que en su momento el PP se comprometió a derogar y no lo hizo (Viogen y Memoria Histérica).

    Sobre Cs nada que decir. El espacio del centro parece ocupado por el PSOE y en la derecha no hay hueco. Un buen as tendrá que sacarse Arrimadas de la manga para que el barco no se hunda.

    Un saludo,
    nos vemos en clase.

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