8-M: Estoy en huelga

Por Antón R. Castromil / Correo electrónico / @Twitter

Yo, que soy hombre, me declaro en huelga hoy jueves 8 de marzo. Y lo hago, precisamente, por eso, porque pertenezco al género masculino. Porque el patriarcado nos dice a las personas que lo correcto es una determinada manera de hacer, sentir y decir. De ser. Y no me gusta.

No me gusta su modelo de hombre y de niño. No me gusta su modelo de mujer y de niña.

Estoy en huelga porque en mi casa somos una mujer, un hombre, una niña y un niño. Y porque –puedo estar equivocado– es posible ser hombre (y mujer, y niña, y niño; eso a ellos les corresponde pensarlo y decirlo) de una manera diferente a las cadenas del patriarcado.

Creo en la igualdad entre mujeres y hombres. Pero no sólo en la libertad de elegir, que también. Sino que, sobre todo, creo firmemente que debajo de nuestras sociedades supuestamente libres, en sus patios traseros más íntimos, se esconden normas, usos y costumbres que nos vuelven peores.

Peores mujeres, peores hombres, peores niñas y peores niños. Peores personas.

Y yo no soy una buena persona.

Admito que lo intento, pero he de reconocer que no siempre lo logro. En mi interior he descubierto más de una vez cómo se asoma ese animal patriarcal agazapado en muchas de mis acciones.

Reconozco que a veces me he aprovechado de un aparato normativo a mi favor para hacer el vago en casa, para salir de fiesta, para que sean ellas las que carguen con el muerto. Para un montón de cosas de las que me avergüenzo.

Por la vergüenza que siento, estoy en huelga. En huelga de mi yo más estúpido.

Pero estoy en huelga también, y sobre todo, porque quiero que mi pequeño Martín –como hombre que será dentro de poco tiempo– sí sea una buena persona. Mejor persona que su padre. Él es el futuro. Yo, un pasado que no termino de enterrar.

Me gustaría que mi pequeño Martín sí sea capaz de mirar a sus compañeras, madres y hermanas con la libertad propia de alguien libre de prejuicios. Unos prejuicios que a mí me asedian y a veces me derrotan.

Pero no voy a dejar de plantarles batalla, hasta que no me quede más aliento. Porque estoy convencido que en mis derrotas de hoy se encuentran las victorias de los que seguirán aquí cuando yo ya me haya ido.

Por eso estoy en huelga. Por un futuro mejor que es posible.


Imagen de portada de elojeador bajo licencia CC.

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