El macarrismo político de VOX

Ayer martes 22 de marzo comenzó a debatirse en el parlamento español la moción de censura presentada por el partido ultraderechista VOX. Con Ramón Tamames como candidato a suceder al presidente Pedro Sánchez. Como elemento para el cese del gobierno la moción no tiene recorrido alguno, no va a salir adelante. Pero, como estrategia de VOX, ya es otra cosa…

Se ha acusado a la formación ultra de dar un balón de oxígeno al gobierno PSOE-UP al montar todo este tinglado de la moción de censura. El gobierno pasa por horas bajas por varios motivos: fricciones entre socios, políticas sociales que han salido rana, inflación, tendencia descendente en las encuestas…

VOX, con su artimaña parlamentaria, vendría a poner agua oxigenada en la pupa del enfermo. Devolviéndole su vitalidad perdida. En vez de esperar a que el enemigo se desangre se estaría contribuyendo a la cicatrización de sus heridas.

Yo no le veo sentido a este argumento. Dicho de otra forma, a los de VOX les importa todo esto un pimiento.

Y es que el trámite parlamentario de la moción no constituye un intento real de sustituir al actual presidente y colocar en su sitio a Ramón Tamames. Eso no va a suceder. Entonces… ¿qué demonios está pasando? No entiendo nada; me dicen algunos amigos, colegas, alumnos.

Bueno, tiene su lógica. Lógica macarra, pero lógica, al fin y al cabo.

La estrategia de VOX

En los últimos tiempos la ultraderecha está perdiendo parte de su iniciativa. De su frescura a la hora de establecer de lo que se habla. Influyen cuestiones como la desactivación de la cuestión catalana. La interiorización de su llegada al poder en Castilla y León. El eclipse sufrido por la estridencia new age de Isabel Díaz Ayuso. El renacimiento del bipartidismo en los debates Sánchez-Núñez Feijóo en el Senado… Cositas que mosquean a los de Abascal.

La moción se convierte entonces en un modo estupendo de chupar cámara. De decirle a la gente, ¡estamos aquí y no nos hemos olvidado de hacerle la vida imposible al gobierno social-comunista! Seguimos siendo ese partido rompedor, políticamente incorrecto. Macarra hasta los tuétanos.

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Porque plantear dos mociones de censura (la anterior se discutió en octubre de 2020) en tan corto plazo es macarrismo político. No un intento sincero (y constructivo) de derribar legítimamente al Gobierno. Las cuentas no dan, la moción no se presenta. Punto pelota. A no ser, claro está, que se busque otra cosa…

El macarrismo continúa. Hay que darle una vuelta de tuerca a la trama. Para no aburrir al personal. Para demostrar que el traje de ultras está hecho a su medida. Merecido. Que son la política del cabreo creativo. Innovadores, rompedores, super guais. Aunque se lleven por delante instituciones como el parlamento. Una vez más, eso da igual.

Solo así se explica “lo de Tamames”. El giro insospechado de un guion esperpéntico. La utilización de un abuelete megalómano para ganar visibilidad. Para divertir a los propios, sorprender a los rivales y colonizar a los medios de comunicación.

Porque mucho antes de la celebración de la moción propiamente dicha, el objetivo ya se había cumplido. Se trataba de vestirse de toreros que “están en el candelabro”, como diría Jesulín de Ubrique. Torear después el toro se vuelve secundario. Prescindible. Ya se encarga Tamames de las cornadas.  

Objetivo número uno, cumplido.

Moción al PP

Pero hay más. Otra intención. Tan importante, o más, que ganar visibilidad. El Partido Popular. VOX no presentó ayer una moción contra Pedro Sánchez a través del trampantojo Tamames. No interesa la supuesta mala gestión. El daño al país. La afrenta a la bandera. Todo ello, otra vez, da igual.

De lo que se trata es de recuperar la ingeniosa proposición de la “derechita cobarde”. Veámoslo desde una perspectiva estratégica. La moción de censura, en realidad, se dirige hacia el PP. Es a este referente ausente hacia lo que apunta la política macarra de VOX.

El objetivo real no es censurar al gobierno. Si Sánchez y sus socios recuperan el pulso, ganan oxígeno, da igual. Da exactamente lo mismo. Se las trae al pairo. Por el simple motivo de que lo que se pretende es otra cosa.

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Lo que se busca es retar al PP. Dejarlos fuera de juego. Ponerlos en evidencia. Descabezarlos. Para, después, abrazarlos condescendientes. Como un oso. Como ese hipócrita que te pasa suavemente la mano por la espalda, en aparente y amable caricia. Para, acto seguido, hundirte el cuchillo hasta la empuñadura. Y llorar después, a moco tendido, el día de tu entierro.

Digámoslo claramente. Haga lo que haga el PP, mal. O fatal.

1) Mal si apoya a VOX. Si apoya una moción de censura estéril. Sería tanto como reconocer que el que manda en el cortijo es Abascal. Cederle el rol de macho alfa. Implicaría entregarle las llaves de la derecha, convirtiéndola de una vez por todas en derechona. Ni Pablo Casado en su momento ni Alberto Núñez Feijóo, ahora, son tan imbéciles.

2) Fatal si se opone a VOX. Esto ya sería el más salvaje de los orgasmos ultraderechiles. El mayor de los babeos del perro de Pávlov. Ver transitar al PP desde el bando de los amigos maricomplejines al de los traidores a la patria… Imposible. Porque si el PP se opone a la pantomima de VOX iniciaría un viaje hacia ninguna parte. Y, al mismo tiempo, se rendiría también ante Sánchez y sus socios judeo-masónico-comunistas. Opción más que descartada.

3) Solo queda abstenerse. No hay otra. Mola: Hablamos de una situación en la que te mete un tercero y de la que tú no puedes elegir qué hacer. Ya ha escogido Abascal por ti. Pobre Cuca, lo que tiene que soportar. Y Feijóo viéndolo todo por la tele. Mal, muy mal.

Al PP solo le queda un ejercicio de funambulismo parlamentario. Oponerse tanto a Abascal como a Sánchez. Esto es, no oponerse realmente a nadie. Ejercer de espectador de lo que hacen otros. De bobo paralizado. Quedarse de manos cruzadas porque esta fiesta no es la tuya. Es un estar como de prestado. En fin, mejor quedarse quieto porque sería peor el remedio (hacer algo que no sea abstenerse) que la enfermedad.

Esta es mi lectura de la moción de censura macarra de VOX. ¿Tú qué opinas?

¡Salud y ciencia!

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2 comentarios en «El macarrismo político de VOX»

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