Lógica mayoritaria y proporcional (Nohlen)

Imagen de dominio público de Daniel Lobo

Por Antón R. Castromil / Contacto

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¡Ojo! El siguiente texto es un extracto de la obra de Dieter Nohlen que se cita al final del artículo. En esta web estamos en contra de la piratería y de la citación anónima.

Se habla de representación por mayoría cuando el candidato es elegido por haber alcanzado la mayoría de los votos, sea ésta absoluta o relativa.

La representación proporcional se da cuando la representación política refleja, lo más exactamente posible, la distribución de votos entre los partidos.

En los sistemas electorales de representación por mayoría se suele elegir sólo un diputado por distrito electoral, mientras que en los de representación proporcional se hace lo propio con circunscripciones de más de un asiento parlamentario.

El sistema de representación proporcional puro se produce un grado de proporcionalidad casi exacto entre votos y escaños. A partir de aquí se van situando los sistemas electorales proporcionales que operan en países reales, con mayor o menor grado de acomodo a este ideal puro. Los sistemas de representación por mayoría son los sistemas que más se alejan del ideal del “espejo”.

Principios antitéticos de representación política

Los sistemas mayoritarios y proporcionales siguen principios distintos de representación política. Son sistemas pensados para alcanzar determinados objetivos políticos y se sitúan en los extremos opuestos en un imaginario eje continuo bipolar.

1) Los sistemas de representación mayoritaria siguen la fórmula de la mayoría en la que lo que importa para ganar o no un escaño es la obtención de una mayoría relativa o absoluta de votos.

De acuerdo con los procedimientos de mayoría relativa, el candidato o partido que haya obtenido más votos que su segundo competidor obtendrá el escaño. Con que obtenga un voto más es suficiente.

Los sistemas mayoritarios siguen el principio de representación que pretende el establecimiento de mayorías parlamentarias de un partido o coalición de partidos aunque ello implique que el partido o coalición victoriosa no haya alcanzado la mayoría absoluta de votos.

Aun en estas circunstancias muchos sistemas mayoritarios prefabrican mayorías absolutas parlamentarias. Es decir, se tiende a construir mayorías parlamentarias a partir de minorías de votos.

El principio político de la representación por mayoría es que no importa el gobierno de un partido se apoye en una minoría. Se busca la estabilidad, agotar legislaturas, la claridad del accountability y favorecer el cambio de gobierno si la gestión no ha sido satisfactoria. Y todo ello a costa de dejar fuera de las cámaras representativas a ciertos grupos y sensibilidades sociales.

Sin embargo, en muchas ocasiones se introducen correcciones proporcionales en este tipo de sistemas, para suavizar su tendencia a la construcción de mayorías parlamentarias artificiales. El sistema de mayoría absoluta en segunda vuelta o los votos trasferibles a distintos niveles de distrito son claros ejemplos de ello.

2) En los sistemas de representación proporcional el hecho de ganar o no un escaño depende de la proporción de votos obtenidos por los diferentes partidos y candidatos. Aquellos partidos que hayan conseguido alcanzar una determinada proporción de votos cociente) serán elegidos.

Por ejemplo, en los métodos de cociente cada partido político recibe la cantidad de escaños como veces esté comprendido el cociente en la cantidad de votos obtenida.

Los sistemas proporcionales siguen el principio político de la representación de la pluralidad social, la metáfora del espejo: el parlamento debe ser lo más parecido a la sociedad de la que emana.

El valor político buscado es, pues, la cercanía a la pluralidad social y dar voz a las principales corrientes de opinión y grupos que componen el tejido social. De este modo se busca que la sociedad se sienta cómoda dentro del sistema político aún a costa de que las labores de gobierno y su estabilidad se compliquen.

Sin embargo, por encima de esta conceptualización mayoritaria/proporcional, que es algo a veces muy formal y poco realista, cabe preguntarnos si, por ejemplo, la representación proporcional cumple su objetivo o no teniendo en cuente no sólo los principios de representación y fórmula que sigue el sistema.

Elementos como la densidad de los distritos pueden convertir sistemas originariamente proporcionales en altamente mayoritarios.

Referencias

– Nohlen, D. 1994): Sistemas electorales y partidos políticos. México. FCE.

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