Después de sólo unas pocas semanas con Madrid Central funcionando da la sensación que, ahora, el recién estrenado gobierno municipal de José Luis Martínez-Almeida lo va a echar atrás. La contaminación no parece estar dentro de las prioridades del nuevo gobierno del Partido Popular o, por lo menos, no pesa tanto como la necesidad de apoyos de la ultra derecha, enemiga acérrima del proyecto de la ya ex alcaldesa Manuela Carmena…
Madrid Central consiste en una restricción al tráfico en el centro de la capital de España. Sólo los residentes, profesionales y transporte público podrían entrar. Además de motos y otros vehículos no contaminantes. La idea, muy en la línea de otras grandes capitales europeas, era reducir la contaminación que, en Madrid, comenzaba a ser alarmante.
Y hacer el centro un poco más para los que caminamos por él, y no para quienes están de paso o se acercan a pasar el día o hacer compras montados en su Touareg. Bueno, a estos últimos, se les insistía en que el transporte público era la mejor opción para ello.
Madrid Central tuvo y tiene muchas críticas. En campaña electoral, Vox lo puso en su punto de mira por simbolizar la gran aportación de la ya ex alcaldesa, Manuela Carmena. Y por tratar un tema, el medio ambiente, muy en la senda de los demonios de la ultra derecha: las políticas típicas de la nueva izquierda: medio ambiente, igualdad de género, derechos de los homosexuales…
Improvisación y lagunas comunicativas
La verdad es que el plan de Carmena y de su histórica concejala, Inés Sabanés, aun conteniendo, en el fondo, medidas que se están poniendo en marcha, como digo, en otras ciudades de nuestro entorno, se llevó a cabo de forma atropellada y polémica.
No se sabía muy bien quién iba a poder entrar y quién no en la almendra central de la ciudad, qué multas iba a haber, qué trámites había que hacer para dar de alta tu vehículo si eras residente, el sistema para “invitar” a amigos y familiares que iban a visitarte… Y luego estuvo la polémica con los transportistas y comerciantes del centro, siempre bastante reacios a peatonalizaciones y restricciones al tráfico rodado.
Un poco más de pedagogía hubiese sido ideal. Porque, sumada a esta desinformación, se añadió la brutal campaña de desacreditación del proyecto de la derecha política y mediática madrileña.
Es una pena. Si al final la situación se revierte, que me parece legítimo, aunque contrario a los tiempos que corren, los que vivimos en el centro saldremos perdiendo. En las últimas semanas comenzábamos a notar un cierto descenso en la circulación y, con ello, menos polución.
El futuro está en vivir o venir al centro de otra forma, no con tu coche particular. El futuro, aunque la derecha tarde en entenderlo, está en la movilidad sostenible. En construir una ciudad en la que se pueda estar y convivir. Todos.
Madrid Central podría convertirse en la primera víctima de la nueva política de derechas, influenciada por Vox, consistente en la revocación de las políticas progresistas puestas en marcha en los últimos años. ¿Quién es el siguiente? ¿La ley de violencia de género? ¿El colectivo homosexual? Tiene mala pinta.
¡Salud y ciencia!
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