Contra la neutralidad periodística

A menudo escucho a mi alrededor un mismo lamento: los medios de comunicación deberían abandonar sus sesgos, ser más neutrales. Ese repetitivo soniquete se basa en una idea muy extendida, tanto entre mis estudiantes como en la sociedad en general: el periodismo falta a su compromiso social si no se sitúa en un lugar equidistante frente a los grandes debates políticos. Yo no estoy de acuerdo, os cuento el porqué…

Los periodistas constituyen un grupo con pocos escrúpulos cuando toman partido. Cuando se insertan en el debate social, apostando por alguna de las partes en conflicto. Cuando forman parte de la polémica. Cuando dejan de lado la neutralidad.

Esta manera de ver las cosas -creo haber observado muchas veces- se suele relacionar con una forma de ver la política que se relaciona con el consenso. Los políticos deben ponerse de acuerdo. Si no lo hacen son malos políticos. Y la prensa, en su conjunto, debe arrimar el hombro para que ellos sea posible.

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En el fondo es como si los que así piensan entendiesen que existe un lugar idílico hacia el que tender. Una forma siempre correcta de hacer las cosas que, mediante el buen hacer político y mediático, puede llegar a alcanzarse.

Yo creo que no. Que las cosas no funcionan así. Que pensar así no sólo es peligroso, sino profundamente antidemocrático.

El conflicto

Me da a mí que lo social es algo caracterizado por el conflicto. Que la vida grupal consiste en una pluralidad de intereses en competencia. Y que la política no debería basarse en el consenso, en tanto que elemento más bien ajeno a la sociabilidad humana.

Buscar consensos donde o no los hay o no puede haberlos constituye un elemento de tintes más bien autoritarios.

Por supuesto, el consenso puede alcanzarse de vez en cuando. Y, de hecho, así sucede en muchas ocasiones. Y puede durar, ojo. ¿O no ha durado unos añitos la política heredada de la transición española?

Imagen libre de derechos

Pero, por definición, el consenso es algo efímero. Veámoslo con otro ejemplo. Cuando un partido gana las elecciones, como es el caso del PSOE el mes pasado, podemos entender que se trata de un pequeño-nuevo consenso. El PSOE ganó en abril de 2019 y el PP hizo lo propio en junio de 2016. Últimamente va todo muy rápido, ¿no creéis?

No, la política es otra cosa. Su objetivo, creo yo, no debe ser alcanzar consensos. Más bien lo suyo es regular el conflicto, en tanto que algo inherente a toda sociedad humana.

La política democrática –importante apellido– consiste, por lo tanto, en regular el conflicto social por medios pacíficos. Evitando el derramamiento de sangre, vamos. Algo así como un que los que hoy ganan consienten la existencia de los que pierden. Y los que pierden aceptan la legitimidad del ganador.

No se trata éste de un avance menor. ¡Nos ha costado un huevo! Yo diría que, en la mayor parte de la historia de la Humanidad, los que perdían el poder eran exterminados, desterrados, silenciados….

La importancia del adversario

La política democrática convierte al enemigo de antaño en adversario. Al adversario se le concede el derecho a existir. Y diría más: para mí la democracia consiste en que los adversarios ocupen un rol muy importante en todo el tinglado institucional.

Es el derecho a oposición y debate que destacaba el prominente politólogo norteamericano Robert Dahl en su célebre obraLa Poliarquía .

Bueno, y todo este rollo para llegar al periodismo, que es lo que nos interesa. Si la política democrática constituye un buen invento para lidiar con el conflicto que desde siempre caracteriza a las sociedades humanas, entonces, y sólo entonces, se entiende que el periodismo no debería ser neutral.

Imagen de Simona Robová libre de derechos

El periodismo no es sino un actor social más. De los más importantes, diría yo. El periodismo debe visibilizar, precisamente, lo que la sociedad es: conflicto. Por ello, no veo mal que los medios de comunicación se inserten en el sano debate político.

Unos medios defenderán una visión de los hechos (un determinado encuadre) y otros el contrario. Y ambas partes luchando por contar con nuestro apoyo.

Por supuesto, el siguiente elemento que al que debería apelarse a continuación es el de pluralidad. Bueno es que los medios de comunicación inciten y, por qué no, protagonicen el debate. Pero mejor todavía es que en una determinada sociedad existan buenos y numerosos medios, que den voz a los intereses de los principales grupos sociales.

Pero el tema de la pluralidad da para, como mínimo, otra entrada del blog.

¿Qué opináis?

¡Salud y ciencia!


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2 comentarios en «Contra la neutralidad periodística»

  1. Después de estudiar durante más de 22 años (Maestría de Ciencia, Tecnología, y Sociedad, 1997), leer las líneas anteriores me causan el mayor asombro por la liviandad de sus afirmaciones! La palabra INFORMACIÓN no existe en el escrito. El oficio de Periodista es hacer llegar al público interesado la INFORMACIÓN más completa (a favor o en contra, manteniendo el Principio de Simetría) de interés sobre un tema/controversia a la audiencia interesada, y No la Opinión del Periodista. Sería bueno, que el autor intentara esto en este artículo. Opineitors somos todos, no necesitaríamos de Periodistas.

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    • Yo es que no estoy de acuerdo con lo que usted dice, ese no me parece el fin social del periodismo en una sociedad democrática. Me va usted a disculpar. Yo también llevo no pocos años en esto. Estoy preparendo un libro al respecto, bajo la teoría del conflicto y de la democracia radical. Pero entiendo perfectamente su opinión. Le agradezco la visita al blog y sus compentarios. Un saludo!

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