El padre, el profesor y el virus

Ayer, 9 de marzo, la Comunidad de Madrid, de forma coordinada con el Gobierno, ha decidido suspender las clases en todos los niveles educativos: guardería, primaria, secundaria, instituto y universidad) . La idea es contener la expansión del Coronavirus. Os cuento mis impresiones como padre y como miembro de la comunidad educativa afectada…

Los alumnos de Madrid, de todos los niveles, dejarán de acudir a las aulas a partir de mañana miércoles 11 de marzo. La seguridad de los más pequeños (o no tan pequeños) manda. A ello, se une la necesidad de detener la transmisión del Coronavirus.

Estamos viendo lo que está pasando en Italia, donde el problema ha adquirido ya una dimensión mayor que aquí. En el país transalpino se ha restringido la libertad de movimiento de las personas. Con el mismo propósito, intentar detener la enfermedad.

Como padre

Mi primera preocupación es la de padre de dos niños pequeños. Hoy los he dejado en el colegio. Supongo que los profesores, sobre todo a la mayor, le pondrán deberes para no perder el hilo en estas dos semanas que tenemos por delante.

A partir de mañana, por lo tanto, los tendré en casa.

Y, que conste, que me considero un privilegiado, porque, yo también, voy a tener que dejar de ir a la Universidad. Así que podré atenderles. Soy consciente que muchas otras familias lo van a tener mucho más difícil que yo.

De momento, las autoridades sanitarias sólo han “recomendado” el teletrabajo. A buen seguro, muchos trabajadores y trabajadoras van a tener que seguir yendo a sus respectivos centros de trabajo. Pero los niños no. Tienen que estar en casa. Aquí comienzan los problemas.

Pero la conciliación, en este caso concreto del Coronavirus, se complica todavía más. Los abuelos, que suelen ser el colectivo al que se echa mano para que los papás y las mamás sigan pudiendo ir al trabajo, en este caso concreto, no deberían ser una opción.

Los más mayores son los más vulnerables al coronavirus. Estamos viendo que la gran parte de los fallecidos pertenecen a estar franja de edad. Por ello, lo más lógico sería que los padres se apañen sin el concurso de los abuelos.

La cosa se pone muy difícil. Veremos en qué acaba todo.

Como miembro de la comunidad educativa

Como saben los lectores habituales del blog o de los contenidos académicos de esta web, soy profesor de Universidad. Concretamente en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense.

Nosotros, también, nos vemos afectados por las restricciones aprobadas por la Comunidad de Madrid. Se nos aplican los quince días de “cuarentena”.

Al menos a mí, tal circunstancia trastoca la planificación de las asignaturas: el desarrollo del temario, la realización de prácticas, los exámenes parciales y finales… Voy a tener que remodelar todo el esquema de trabajo del semestre.

Pero, insisto, en que mi caso se trata de un problema menor. Se remodela y punto. Desde la comunidad universitaria estamos convencidos, o al menos yo, que las decisiones tomadas por las autoridades son las mejores y van todas en la dirección de salvaguardar la salud de las personas.

Así que, a “apechugar” toca. Y a esperar acontecimientos.

Hoy, más que nunca: ¡Salud y ciencia! Sobre todo, lo primero.


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