Ciudadanos explota

Vamos a analizar algunos elementos que, bajo mi punto de vista, podrían explicar lo que está pasando en Cs. Y en la política española, por extensión. Porque los movimientos de la formación naranja han tenido y tienen consecuencias en la política patria en general, tal y como tratamos en otra entrada del blog.

En primer lugar, hay que tener muy presente que Ciudadanos está en una situación límite. Al borde de la extinción como fuerza política. Así lo atestiguan sus últimos resultados electorales en Cataluña (ver resultados), pero también a nivel nacional (ver resultados).

A partir de aquí se desencadena todo lo demás.

La formación naranja sabía que tiene que tomar alguna decisión. Intentar, a la desesperada, frenar la sangría. Buscar algún golpe de efecto. Y creyó encontrarlo en su relación con el Partido Popular.

Aquí llegamos al segundo punto que me gustaría tratar: la competencia por los electores en la derecha y el centro-derecha. Cs se está quedando huérfano de electores. Transferidos, sobre todo, al PP; aunque tal vez también a PSOE y VOX.

Y es que el espacio ideológico que ocupa Cs se ha vuelto difícil. El PP es la fuerza tradicional de la derecha en España. Desde la época de Alianza Popular hasta ahora. Cs, en el momento de su surgimiento, se ubicaba algo más en el centro y empuñaba la bandera del liberalismo.

Fallido partido bisagra

Cs se diferenciaba de los populares en su visión más abierta en lo moral, pero se parecía a ellos en lo económico y territorial. Esta circunstancia parecía favorecer en la formación naranja un papel de partido bisagra. Para facilitar gobiernos del PP (ganando su ala liberal-conservadora en lo económico-territorial) o el PSOE (imponiéndose su alma progresista en lo moral).

Sin embargo, las líneas rojas de Albert Rivera giraron el partido solo hacia el conservadurismo. Negándose a gobernar con el PSOE. Algo que, recordemos, sí intentaron tras las elecciones de 2016. La experiencia fracasó y la fórmula se terminó.

Pedro Sánchez y Albert Rivera llegaron a un pacto de investidura en febero de 2016. Imagen de eldiario.es

Cs iniciaría entonces un acercamiento al PP en territorios como Madrid, Castilla y León, Andalucía o Murcia, negándose a hacer lo propio con el PSOE.

No sabemos las consecuencias que hubiera tenido una estrategia bisagra. De facilitar gobiernos del PP en unos lugares y del PSOE en otros. Tal vez hubiese desembocado también en una crisis en el medio y largo plazo. El papel bisagra lo han desempeñado en España los partidos nacionalistas. Porque, el hecho de competir en un doble eje (ideológico y nacional) les posibilitaba una cierta incoherencia ideológica. Y no pasaba nada.

Pero con Cs probablemente hubiese sido diferente. Aunque nunca lo sabremos, ya que Rivera se negó a convertirse en árbitro del mapa electoral y terminó expulsado del partido.

Tercer punto: el viaje junto al PP ha desembocado en desastre. Cs, tras la irrupción de VOX, se quedó en la izquierda de la derecha. La ecuación era (y es), de más a menos conservador: VOX, PP y Cs. Ciudadanos está siendo engullido por el PP. O, dicho en términos empresariales: está siendo “opado”.  

El elector de centro-derecha y/o derecha parece demandar una simplificación del territorio. El centro-derecha/derecha para el PP y la derecha/ultra derecha para VOX. VOX sí tiene una marca diferencial frente al PP, pero Cs no. Por aquí podrían asomar sus males.

Algo habrá que hacer, ¿no?

Cuando digo que la situación de Ciudadanos es límite me refiero la conjugación de los tres elementos que acabamos se señalar:

1) Declive electoral

2) Renuncia al papel de partido bisagra

3) Falta de espacio en la derecha.

Imagen de DarkmoonArt libre de derechos

Ante este panorama desolador cabían dos opciones: esperar a ver qué pasa o actuar. E Inés Arrimadas decidió actuar, rompiendo con el Partido Popular en Murcia.

Con lo que no contaba era con la firme determinación del PP por defender su territorio. Al menos así entiendo yo, primero, la decisión de adelantar elecciones en Madrid y, segundo, la jugarreta transfuguista de Murcia.

Frente a la reacción de la presidenta de Madrid (y antes de la rebelión murciana), Arrimadas aún parecía mantener el control de su partido. Y había encontrado (o eso pensaba ella) un cierto equilibro con el PP: en Murcia NO; en Andalucía y Castilla y León, SÍ.

Es como si, a última hora, Arrimadas hubiese querido rescatar del baúl de los recuerdos la posibilidad de convertirse en un partido bisagra. Algo tarde, parece.

Pero el PP no iba a permitírselo. No a estas alturas de la película. Primero Isabel Díaz Ayuso y, después, Teodoro García Egea dieron la estocada a Cs, como partido, y a Inés Arrimadas, como política.  

El as en la manga de Ciudadanos (Murcia) fue neutralizado comprando los votos de tres diputados de Cs en una operación un tanto oscura. Daría para un post monográfico.

La primera prueba de fuego para comprobar si Cs se ha vuelto ya definitivamente irrelevante la tendremos en las elecciones madrileñas de este mismo mes de mayo. Están a la vuelta de la esquina. ¿Cómo lo veis?

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1 comentario en «Ciudadanos explota»

  1. Totalmente de acuerdo con el análisis y la conjugación de esos tres elementos clave. Aunque yo les daría otro orden: A C’s se les sube su buena evolución en votos a la cabeza, especialmente a su líder A.R. y de repente piensa que puede dejar de ser «solo» liberal, renuncia a ser partido bisagra (1) y de estar siempre en la horquilla de «solo» 8-12% (propio de un partido bisagra, como mucho) y piensa que puede desbancar al PP de la derecha, pero ese espacio no existe para ellos (2) y supone un fracaso. Durante el 155, a mí su posición me parecía incluso más dura y conservadora que la del propio Rajoy. Los últimos resultados electorales (3) sería la prueba empírica del fracaso de entre (1) y (2) y como bien se indica en la entrada, el revuslvio que desencadena la actuación a la desesperada de Arrimadas para «guardar los muebles». Misión imposible, se les ve incluso fuera de la Asamblea. Por eso yo diría que la «des-gracia» de C’s viene de antes que esos últimos malos resultados en CAT. Como liberales tuvieron su oportunidad pero ellos mismos traicionaron su esencia con aquella excusa de las «líneas rojas» – como indica la entrada – por un puñado de votos del PP, que al final solo eran «prestados» y como todos sabemos, Roma no paga a traidores. Eso tenía que fracasar.

    A ver si hay suerte y gente como Bel, Igea y Cantó montan un chiringuito (otro) liberal, que buena falta hace en España, si no queremos acabar de nuevo en el bipartidismo, ya que para Podemos tambien se baraja su desaparición de la Asamblea, ahora dicen algunos incluso más 🙂 ………

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