La lógica del dinero

¿Qué es el dinero? ¿Por qué nuestra relación en él puede cambiarnos la vida? ¿Volvernos un poco más esclavos o algo más dueños de nuestro tiempo? Hablar y pensar sobre el dinero, para muchos, es un tema tabú. Yo creo que conviene conocerlo y estudiarlo, nos va mucho en ello. ¿Te atreves?

Nuestra sociedad suele señalar como tema de debate más o menos a evitar el tema del dinero. Se considera que hablar sobre él es algo sucio, demasiado interesado o, simplemente, una pérdida de tiempo. Sin embargo, a mí me da la sensación de que debería formar parte de nuestras conversaciones más recurrentes e, incluso, sus lógicas internas más evidentes sería bueno que se tratasen en colegios, institutos y universidades.

Ante todo: ¿Qué es el dinero? Una definición, “de andar por casa” sería aquella que define el dinero como un elemento de cambio, una unidad de valor que sirve para obtener bienes y servicios. No somos economistas, permítasenos, por lo tanto, ciertas licencias.

Pero el dinero, pienso yo, es, sobre todo, un modo de comprar tiempo. El tiempo es el bien más escaso y más valioso del que disponemos. Estamos en este mundo por un período de tiempo limitado, por lo tanto, convendría pensar bien qué hacemos con ese tiempo que nos queda. Veamos algunos elementos que apuntan hacia esta consideración del dinero como elemento de compra de tiempo.

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¿Os habéis parado a pensar cómo ingresáis dinero en vuestras cuentas corrientes del banco? Por regla general, conseguimos el dinero a través del salario. Es decir, nos ingresan cierta cantidad de dinero a cambio de nuestro trabajo.

¿Y qué es el trabajo? El trabajo no es sino la venta de nuestro tiempo a un determinado precio. Empleamos buena parte de nuestra existencia en este mundo realizando alguna actividad por la cual se nos paga. Admitámoslo: Cambiamos tiempo por dinero.

Por eso, para no obsesionarnos con nuestro trabajo, para no volvernos adictos, conviene tener presente esta circunstancia. Estamos vendiendo tiempo en nuestro puesto de trabajo. Un tiempo de vida limitado que podríamos dedicar a muchas otras actividades, seguramente, muchas de ellas, más gratificantes que ese trabajo que realizamos.

Dinero y necesidades básicas

Y ese dinero ganado a través de la venta de nuestro tiempo realizando una actividad laboral se emplea, en primer lugar, para satisfacer las necesidades más básicas de la subsistencia: alimentación, vestido, refugio… y cualesquiera otras cuestiones que consideremos esenciales.

El excedente de dinero, después de lo esencial y si es que existe, se suele dedicar a cuestiones consideradas más secundarias como el ocio o el gozo artístico, por ejemplo.

El problema surge cuando no somos demasiado conscientes, por este carácter de tabú que el dinero tiene en nuestra sociedad, que lo que está detrás del dinero es nuestro tiempo. Yo diría que uno de nuestros principales objetivos debería ser la libertad de uso de nuestro tiempo.

¿No sería maravilloso poder disponer del tiempo necesario para hacer lo que nos venga en gana? ¡Aquellas actividades gratificantes que tenemos que dejar a un lado por cuestiones laborales! Y tenemos que dejar de hacerlas porque la subsistencia nos indica que el tiempo debe ser “gastado” en los diferentes modos que existen para adquirir dinero.

Por ello, creo importante buscar las fórmulas que haga falta para maximizar el tiempo disponible. Y la principal de ellas es entender que el dinero puede ayudarnos a disponer de más tiempo para nosotros mismos y la gente a la que queremos. Pero el dinero tiene la potencialidad, también, de hundirnos en una espiral de más y más tiempo “perdido” en una actividad cuya única función es asegurarnos el dinero suficiente, ya no sólo para la subsistencia, sino también para pagar cosas y actividades superfluas que nos vuelven cada vez menos libres.

Dinero y consumismo

Esto último nos conduce hacia el sistema económico imperante en nuestras sociedades: el capitalismo. No voy a entrar aquí en sus características o en su justicia o injusticia interna. Ello daría para un post o serie de posts aparte.

Simplemente señalaremos la relación entre el capitalismo y el consumismo. En este sistema económico los individuos se transforman en consumidores y los productores utilizan todas las herramientas a su alcance (publicidad, medios de comunicación) para incentivar el consumo en la población. Ello se vuelve especialmente necesario en aquellos bienes y servicios que no son esenciales para la supervivencia.

Hasta tal punto el consumo ocupa un lugar importante en el capitalismo, que algunas personas relacionan su concepto de felicidad con ciertas pautas de consumo. Tener ese coche, esa casa en propiedad, ese móvil útima generación, ese portatil con el logotipo de la manzanita o esas vacaciones de ensueño, muchas veces, generan ansiedad en los individuos. Los desean tan ardientemente que están dispuestos a todo para tenerlos.

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Para favorecer el consumo, el sistema capitalista utiliza la vía del crédito. Es decir, la no posesión del dinero suficiente para hacer frente a ciertas pautas de consumo no debe obstaculizar el consumo. Por ello, es posible comprar cosas sin el dinero suficiente para pagarlas al contado. Apalancamiento y capitalismo van unidos.

La posibilidad de pagos a crédito y el consumismo constituyen elementos, a mi juicio, muy peligrosos. Sobre todo si se utilizan sin pensarlo demasiado. Peligrosos, me refiero, para el objetivo vital que, al menos yo, me marco. Ser dueño de la mayor parte posible de mi tiempo.

La deuda y el consumo compulsivo, en este sentido, atrapan a la persona que cae en sus redes. Deben trabajar más y más para pagar las cuotas del coche, de la casa o de cualquier otro bien o servicio adquirido con dinero prestado. Más intereses, claro está.

Esta “carrera de la rata” hace que cada vez tengamos que vender más y más porciones de nuestro tiempo para poder pagar las deudas. Este es el lado negativo del dinero y de la sociedad capitalista. Conviene pensarlo mucho y hablarlo con calma y raciocinio. De ahí mi idea de que hablar del dinero debe ser algo normal y habitual, nada de considerarlo un tabú.

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Pero el dinero, como elemento neutro que, en el fondo es, también puede ayudarnos en nuestro objetivo de disponer de la mayor cantidad de tiempo posible para nosotros mismos. El dinero puede relacionarse con la creación de pasivos, como acabamos de mencionar. Pero también podemos utilizarlo para rodearnos de activos.

Los activos son elementos que podemos adquirir con nuestro excedente de dinero (ahorro) que, a su vez, nos generan más dinero. Es decir, nos entregan tiempo en vez de quitárnoslo. La clave del dinero sería, entonces, evitar derrocharlo, en la medida de lo posible, en los pasivos (elementos que nos restan tiempo) y dedicarlo, invertirlo en activos (que aumentan nuestro tiempo disponible).

¿Y cuáles son estos activos quedebemos utilizar para maximizar nuestro tiempo disponible en esta vida para hacer lo que nos venga en gana? Bueno, esto es un tema espinoso. Existen, en el capitalismo, varios lugares en los que colocar el excedente de dinero, los ahorros. El mercado interbancario, la renta fija, la renta variable y el mercado de derivados financieros podrían considerarse los principales.

No vamos a entrar aquí a evaluar la conveniencia de destinar nuestros ahorros a uno u otro de estos mercados. La idea de este post era hablar del dinero. Resumimos, eso sí, nuestras principales ideas:

  1. El dinero y su lógica interna debería ser tema de debate y discusión común
  2. El dinero es una forma de cuantificar el tiempo
  3. El dinero es un elemento de cambio neutro, puede tener diferentes efectos
  4. Efecto negativo: nos resta tiempo disponible. Los pasivos a lo loco nos pueden esclavizar
  5. Efecto positivo: aumenta nuestro tiempo disponible. Son los activos, pero hay que saber invertirlos

Como consecuencia de todo esto, parece evidente que deberíamos destinar una parte de nuestro excedente de dinero, además de a un consumo responsable, al ahorro. Pero, ¡mecachis en la mar!, la construcción de activos no puede reducirse al acto de ahorrar. Resulta vital invertir.

Y ello requiere entender otras lógicas del capitalismo que, nuevamente, pueden arruinar nuestros ahorros que tanto nos ha conseguido reunir. Pero pueden también acrecentarlos. Hablamos de ello otro día, que hoy ya se hace tarde.

¡Salud y ciencia!


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