Relaciones sociales rotas

No sé si influirá en ello mi estado de ánimo. Pero últimamente siento que el pedazo de mundo que me pertenecía ya no es. Que se va desmoronando poco a poco. Después me tomo mi tiempo y creo que exagero. ¿A vosotros os pasa? ¿Os sentís solos? ¿Desorientados? ¿O creéis que dentro de lo que cabe tenéis suerte?

Tengo que reconocer que, yo sí lo creo, tengo suerte. Estoy acompañado. No es cosa menor. A otras personas no les pasa. Están más solas que la una. Y para ellas, estoy seguro, todo se vuelve más difícil que para mí.

Pero a pesar de ello, noto que me falta algo. Que me han arrancado un trocito de mi vida anterior. De cuajo.

¿Qué es?

El contacto con los demás. Ni más, ni menos: Un abrazo. Un puñetazo amistoso en el pecho. Una caricia. Ese forcejeo con un amigo en plan de coña. Esos dos besos que antes le plantaba en las mejillas al otro a modo de saludo. El calor. Echo en falta el puñetero calor que me daban los demás. Ya casi ni me acuerdo.

Pero, como digo, tengo suerte.

Puedo besar a mi compañera. Hacer el amor. Acariciar a esos dos pequeños seres que de mí dependen. Reñirles cuando no se lavan las manos recitando, maquinales, dos cumpleaños felices de carrerilla. Jugar con ellos a los dinosaurios. Desesperarme en el confinamiento por sus gritos (supongo que de libertad perdida). Reír cuando se tiran un pedo. Leerles el Romance a la Guardia Civil española y explicarles qué es un octosílabo.

Imagen de Tú Anh libre de derechos

Pero… ¿y mi hermano Luis? ¿Mi abuelita María Teresa? Y tantas y tantas otras personas…

Gente que tal vez no tienen a quien besar, con quien hacer el amor, a quien acariciar, a quien reñir, con quien jugar a los dinosaurios, con quien desesperarse porque, simplemente, han cesado todos los gritos. Solo silencio.

Mi estado de ánimo mejora. No sé si soy una mala persona. Mejora al pensar que otros, aquí mismo, en este Madrid medio muerto de miedo, están solos. Terriblemente solos.

Soy un egoísta

Y entonces, me convenzo a mí mismo de que todo esto pasará. De que se trata solo de un mal sueño, una pesadilla pasajera de la cual me voy a despertar ya mismo. ¡Chás! Una situación de la que pronto me reiré en alguna terraza de la Plaza de San Ildefonso, rodeado de amigos, risas y cañas de cerveza.

Todo quedará atrás cuando encontremos la maravillosa vacuna. Cuando por dentro de nuestros cuerpos circule un repelente lo suficientemente convincente como para evitar que este maldito bicho siga haciéndonos la puñeta.

Lo pienso mil veces al día. Y me doy cuenta de lo hijoputa que soy. De lo pequeño burgués, de lo egoísta que me he vuelto.

Solo pienso en recuperar mi anterior vida. Llenar de color lo que ahora es gris.

Descubro que me trae sin cuidado si en China habrá la suficiente decencia como para repartir esa vacuna que, según parece, tienen por allí muy adelantada.

De hecho, el Coronavirus me importaba un comino cuando devastaba vidas asiáticas. La tragedia, cuando se ve a miles de quilómetros de distancia, parece de efectos especiales hollywoodienses.

Solo cuando el bichejo decidió visitar Malasaña o Galicia pude verle las orejas al lobo. Ni siguiera las cifras de muertos, primero en Italia y luego, impersonalmente, aquí en Madrid, me hicieron tomarme las cosas en serio.

Imagen de Simon Wijers libre de derechos

Una gripe fuerte, repetíamos todos. Yo el primero.

Solo cuando llegó marzo y me vi encerrado en casa con mis tres compinches sin los cuales no podría vivir me di cuenta de la dimensión de la tragedia. Descubrí entonces que soy un imbécil. Un imbécil insensible. Que la vida humana es asquerosamente relativa. Que la tragedia en China o en Italia apenas me hacía pestañear.

Y ahora me atrevo a echar de menos mi vida social. Los yayos de Casa Camacho. Y ahora anhelo esa vacuna salvadora que sé, a ciencia cierta, que será coto exclusivo de la selecta parte del mundo en la que vivo. Una delicatessen no apta para muertos de hambre.

Me consuela que algo estoy aprendiendo en estos días tan duros. Lo jodido es que no me gusta nada lo que veo en el espejo.

¡Salud y ciencia!

>>> ¿Te ha gustado esta entrada? ¡Suscríbete al blog!

Mediante esta suscripción aceptas recibir información de POLITICA Y MEDIOS .NET y muestras tu conformidad con nuestra Política de privacidad.


– Nueva sección de Divulgación Universitaria

– Artículos sobre Comunicación: https://goo.gl/ZjN8Gw 

– Artículos sobre Ciencia Política: https://goo.gl/ksCqqp 

– Imagen de portada de Xuan Tuan Anh Dang libre de derechos.

Deja un comentario