El teletrabajo

La pandemia que sufrimos nos ha obligado a teletrabajar. Desarrollar nuestra actividad profesional a distancia. Podríamos verlo como una oportunidad para trabajar mejor, de forma más productiva. O de aislarnos más, encerrados en la soledad de nuestro domicilio…

El teletrabajo es una (casi) vieja fórmula que, en los tiempos que corren, se ha vuelto una obligación para muchos de nosotros. La única vía posible para seguir haciendo aquello que hacíamos antes del descontrol del virus.

Muchas empresas se han dado cuenta a marchas forzadas que el trabajo existe. El Gobierno, al menos en España, se ha visto obligado a recomendar (y, más tarde, obligar) a que se mande a los trabajadores a casa.

Se rompe así, un poco por obligación, con la “política de la presencia”. Ese pensar que tanto produces dependiendo de cuántas horas estés allí, clavado, en la silla de la oficina.

Creo que esto es un error.

El trabajo es el que es, se lleve a cabo en el centro de trabajo, en el domicilio del trabajador o en cualquier otra parte.

Lo importante es sacar adelante aquello que hay que hacer.

Por supuesto, dependiendo de la rama de la actividad económica a la que nos dediquemos, la posibilidad de trabajar a distancia es más o menos posible.

Existen actividades en las que, por ejemplo, uno tiene que visitar unas obras, hace reparto de productos a domicilio o cuida las plantas de un jardín. El teletrabajo, en según qué áreas, se vuelve difícil o imposible.

Pero en muchas otras actividades económicas el teletrabajo no solo es posible, sino recomendado.

Toda moneda tiene su cruz

Pero teletrabajar también puede tener su lado oscuro. Su parte árida y difícil.

No soy un experto en estas cuestiones, pero se me ocurren una serie de situaciones en las que el trabajo a distancia podría ser un problema. A ver qué opinas.

1) El teletrabajo puede conducir a una cierta desconexión social.

Muchas veces, nuestros amigos y parejas sentimentales provienen del mundo laboral. O, simplemente, es este espacio del trabajo el que nos conecta con otros seres humanos.

Nos fuerza a la sociabilidad.

2) Teletrabajando podemos llegar a hacer horarios enloquecidos.

A mí me ha pasado. Cuando te das cuenta, el tiempo ha volado. En una oficina, en cambio, la hora de salida es sagrada.

Imagen de Ryan McGuire libre de derechos

3) Conciliación con la vida familiar.

En la medida en que en el teletrabajo los horarios podrían ser más flexibles y absorbentes, ello podría repercutir también en la familia.

Además, cuando tienes problemas en el trabajo, en muchas ocasiones, los dejas allí. Entre las cuatro paredes de la oficina.

Pero… ¿y si tu centro de trabajo es tu casa? Siempre cabe la posibilidad de que sea tu familia quien termine pagándolo.

4) Si no eres organizado, tu vida puede ser un caos.

¡Estar todo el día en pijama! ¡Con la barba de tres días!

De ahí que, a raíz de nuestro actual confinamiento, los que saben de esto nos recomienden mantener una cierta rutina: acostarnos a una hora prudencial, vestirnos como si fuésemos a salir a la calle, levantarnos temprano…

¿Qué opinas? ¿Teletrabajas? ¿Crees que los modelos laborales tradicionales van a seguir utilizándose una vez superada la pandemia? ¿Que van a cambiar?

¡Salud y ciencia!


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– Imagen de portada de Martine Auvray libre de derechos.

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